La historia de la reliquia de Karla
Colón, Nebraska
"¡Tengo muchos recuerdos de mi abuela! Ella siempre estaba muy orgullosa de mí y de todos mis logros y me decía que siempre luchara por lo que era correcto en la vida. Solo la he visto llorar un par de veces. ¡¡Sigo pensando que era la persona más fuerte que he conocido en mi vida!!
Ella nos dio algunos de los mejores abrazos y fue el pegamento que nos mantuvo a los 28 bastante unidos. Siempre nos llamábamos por teléfono en las noches de voleibol de Nebraska.
Durante los partidos y entre sets, aplaudíamos a viva voz desde nuestras casas, donde nadie más podía oírnos. Después de cada partido, siempre me decía: "Recuerda que siempre hay alguien que tiene que ganar y el otro que tiene que perder". Hace poco que adopté ese lema, porque es muy cierto en la vida, porque Dios siempre nos está enseñando lecciones.
Han pasado poco más de dos años desde que se fue y la extraño más que nunca, pero sé que ahora está libre de dolor, caminando con Jesús y toda su familia y amigos que se fueron antes que ella. Mi madre fue la que tuvo la idea de los anillos, para que todos pudiéramos tener una pieza para recordar a la abuela y usarla con una sonrisa en mi rostro casi todos los días".